Si alguien ve a unos padres sin cámara puede llegar a pensar que son poco menos que unos monstruos sin corazón. Todos los padres llevan las foto de sus hijos en el móvil, y aprovechamos la menor ocasión para enseñarla. Pero vamos a ver cómo hacer las mejores fotografías de los que mejor quedan en un mapa de pixeles.
Los niños son personas a los que les encanta jugar, algo que los adultos hemos olvidado y vamos siempre serios a todas nuestras obligaciones. Para ellos la vida es un juego, y la fotografía tiene que ser eso, una actividad en la que tienen que disfrutar. Y hay veces que les apetece y otras que no. Igual que nosotros que a veces estamos deseando que nos hagan fotos porque nos vemos hasta guapos y otras mataríamos al fotógrafo.
Es tener muy mala idea obligar al niño a hacerse fotos porque a nosotros se nos ha metido en la cabeza que hay que hacerla porque sí y no se hable más. Nunca se puede obligar a alguien hacer algo que no le gusta, sobre todo si es una actividad que pretende ser lúdica. Si nos ponemos a hacer fotos porque en ese momento hemos visto la cámara o porque nos hemos puesto como objetivo hacer una foto todos los días a las 18:00, conseguiremos criar niños con alergia a la cámara.
Nunca se debe alargar una sesión más de lo debido. Los niños tienen una capacidad de concentración muy reducida y si encima no tienen ningún aliciente, en cuánto vean una cámara huirán como alma que se lleva el diablo. Y basta que una vez se hayan sentido forzados, para que las cosas se vuelvan más complicadas a lo largo del tiempo.
No tener paciencia cuando no se consiguen los resultados apetecidos. Un fotógrafo de niños nunca se debe enfadar porque el modelo no entiende lo que quieres o porque tiene a alguien detrás comentando que la luz no es buena o que lo que haces no tiene sentido. Por eso es mejor estar de acuerdo con los padres de la criatura o con la pareja para evitar problemas durante la sesión.
Otra mala idea es hacer fotos cada minuto, en cada parada, cuando cambia la luz. Como todo en la vida, hay momentos para disparar, otro para jugar, otro para comer y hablar... Sé que los niños crecen y no te das cuenta y lo quieres recordar siempre, pero si estás en todo momento detrás de la cámara te perderás muchas cosas. Como dice Susan Sontag, muchos se ocultan detrás de la cámara porque la utilizan como un escudo ante una situación en la que no saben actuar. Y esto se puede aplicar a muchos turistas compulsivos y fotógrafos de niños.
La fotografía digital es un excelente aliado para la fotografía de niños. En un momento, al instante, puedes enseñarles lo que estás haciendo en la pantalla. Si sabes jugar y no se te ha olvidado, puede ser una actividad interesante enseñarle las fotos cada vez que supere una prueba. Y a los niños les encanta verse por la pantalla. Para ellos todavía tiene algo de magia y muy poco de bits e histogramas.
Los niños siempre quedan bien en las fotos. Si consigues que un niño salga mal, te recomiendo que vendas la cámara y te dediques a otra cosa. Siempre que se haya planificado, puedes experimentar con ellos aspectos técnicos que luego llevarás a cabo cuando retrates a los adultos. Como todo se convierte en un juego, estás más relajado y las ideas fluyen por tu cabeza. Fotografiar niños es una experiencia enriquecedora.
El fotógrafo no son los padres. No tiene que ser autoritario ni dar miedo (aunque Virxilio Vietez pensara lo contrario). Eso quiere decir que hay que ponerse a su altura, siempre de rodillas y muy pocas veces de pie. Y conviene estar cerca pero sin invadir su espacio vital.
Muchos niños tienen la virtud de olvidarse de todo en determinados momentos. Se ponen a jugar solos y no hay nada más que sus juguetes y ellos. Es ahí cuando un fotógrafo tiene que tener la cámara lista y disparar sin parar hasta conseguir la foto que estará en el móvil de los abuelos y los tíos. O mejor aún, en las paredes de sus casas.
En el próximo artículo se hablará del equipo ideal para fotografiar niños y algunos trucos interesantes. [continuará...]
Fuente: http://altfoto.com
Autor: Fernando Sánchez Fernández
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