El verano ya está instalado en el hemisferio norte (mientras que en el hemisferio sur nos abrigamos a más no poder) y eso suele significar una sola cosa: calor. Las ropas se vuelven más ligeras, las playas se llenan y un amigo con piscina se convierte en tu mejor amigo, casi de manera instantánea. La fotografía acuática o bajo el agua suele ser una buena aliada del verano y es el momento ideal para que la pruebes.
Pero no es tan sencillo como intentar una técnica nueva. Sumergir equipos significa arriesgar en cierta manera su integridad, además de que se necesita algún tipo de soporte o carcasa especial. Veamos algunos consejos para comenzar a tomar fotografías bajo el agua.
Antes de tirarte a la piscina, réflex en mano, debes entender que tu cámara no está preparada para soportar el agua de manera directa. Como un gato algo arisco, las cámaras tienen en su interior componentes electrónicos que no se llevan bien con los líquidos. A menos que haya sido diseñada específicamente para sumergirse, deberás colocar algo entre en el medio que actúe de barrera.
Opciones tienes varias y ya las hemos reseñado en el pasado, desde las carcasas sumergibles, hasta las bolsas estanco, pasando por los profilácticos —sin lubricantes— ofreciendo una gama desde un dólar hasta varios miles de dólares.
Otra solución es adquirir una cámara sumergible analógica descartable. Son pequeñas cámaras de rollo que por poco dinero ya traen la protección acuática, aunque no esperes maravillas en su calidad de imagen o un gran control en su exposición. La definitiva y que mejor relación precio/beneficio tiene es la de adquirir una compacta sumergible. Costará una considerable cantidad de dinero, pero trae la digitalidad a las profundidades del agua y puedes seguir utilizándola fuera de esta.
Aire y agua tratan de manera distinta la luz. No se podría decir que el aire no altera las propiedades de la luz, pero al menos estamos acostumbrados a su acción sobre esta. Al sumergirse en el agua, la luz actúa distinto por atravesar este medio y nuestra percepción es distinta. El problema principal es que el agua absorbe mucha de esta luz y principalmente aquella que se ubica en los rojos. Esto significa que las imágenes tendrán una mayor presencia de azul y verde en contraposición del canal rojo, dando como resultado fotografías de balance de blanco incorrecto.
Disparar en RAW será casi obligatorio —a menos que realmente quieras imágenes con tinte purpura/azulado— para poder corregir esta diferencia y saturar el canal rojo que habrá sufrido un importante recorte de su intensidad. Si quieres una solución profesional, hay filtros azules y verdes que atenúan la intensidad de estos canales y compensan la diferencia, pero cuestan algo de dinero.
Muchas personas que sufren de miopía tienen un superpoder —si se lo puede llamar así— bajo el agua: debido a las propiedades de transmisión del agua, el enfoque funciona distinto al que se realiza fuera de esta, por lo que aquellos con visión 20/20 tendrán problemas para ver correctamente mientras que los que usan anteojos para esta afección no los necesitan ya que sus ojos se encuentran "pre-compensados" para esta diferencia. La cámara, con una visión más que perfecta, sufre los mismos problemas.
El agua hace que se incremente la longitud focal de la lente haciendo en primer lugar que la escala de distancia sobre esta se vuelva inútil. En segundo lugar, el punto focal se vuelve más distante lo que hace que enfocar muy de cerca —o al menos a la distancia mínima de enfoque— se vuelva imposible. Si durante el autofoco tu cámara se niega a disparar, aléjate un poco del sujeto. Eso debería compensar la diferencia que hace en la luz un medio acuático.
Así como el agua absorbe parte del espectro rojo, también atenúa la intensidad general de la luz, por lo que disparar de día es casi obligatorio.
Pero también puede ser muy divertido e interesante disparar de noche con la ayuda de un flash. No es necesario sumergirlo, ya que con que este dispare desde afuera alcanzará para iluminar la piscina o medio en el que estés. Salvo que tengas una cámara profesional, sincronizar el flash de manera inalámbrica requiere un dispositivo extra que difícilmente entre en la carcasa o estanco que tengas —y probablemente tampoco tenga la potencia como para traspasar el agua.
Aun así, puedes utilizar un obturador lento y la ayuda de un amigo. Coloca la velocidad de obturación en un segundo, dispara y hazle una señal a aquel que este por fuera del agua para que apriete el botón de prueba del flash. Con algo de práctica podrán coordinar para que ese disparo entre dentro del tiempo de exposición. Se creará algo de ghosting —cuando se ve la imagen fija por la intensidad del flash y algo de movimiento por la iluminación externa— pero también puede ser un recurso artístico.
La parte creativa es tu tarea. ¿A que tomarle fotografías? Pues depende en donde te encuentres. Si estas en un rio, mar o lago, los suelos pueden tener tanto cosas interesantes como desagradables. Elige sabiamente en cada caso. En los mares —especialmente los cálidos— habrá algo de vida a retratar y pondrá tus pelos de punta ya que la paciencia se acabará rápido. Al igual que al darle de comer a un pato de ciudad, quédate quieto en un lugar, snorkel de por medio, y espera a que se acerque algo. Pan, galletitas o algo de comida en un bolsillo o mano es más que suficiente para atraer la fauna local.
Si estas en una piscina indefectiblemente harás retratos, a menos que te gusten las fotografías de canillas, salidas de agua y maquinas filtradoras. Es una ocasión perfecta para hacer retratos atípicos, aprovechando el efecto que crea el agua en el pelo, la posibilidad de estar cabeza abajo o jugar con las burbujas de aire. Has más interesante el asunto agregando props como bicicletas, sombreros o aparatos electrónicos —que no funcionen, claro está— para crear escenas bizarras. Si el dueño de la piscina te lo permite, arroja pequeñas cantidades de leche para crear niebla liquida.
Diviértete un rato y experimenta en un medio nuevo. ¡No olvides usar bronceador!
Fuente: altfoto.com
Autor: Andrés Rey
Fotografía: Joshua Nguyen
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